'SEX': EL LIBRO DE CULTO QUE EL MUNDO ENTERO DISFRUTÓ DETESTANDO
Madonna elaboró en 1992 un catálogo de fantasías sexuales que la convirtió en el centro de todas las dianas. Más de 25 años después, aquel atrevimiento la eleva a la categoría de visionaria.
“Todo lo que vas a ver y leer es una fantasía, un sueño, una quimera; pero si mis sueños se hiciesen realidad, usaría condones sin dudarlo".
Cuando se publicó en España, costaba 7.500 pesetas. Hoy uno de los ejemplares más baratos ronda los 300 dólares. Aunque si está dispuesto a bucear por las profundidades de internet, es posible que lo encuentre de segunda mano (casi siempre magullado) por algo menos. Su elevado precio nada tiene que ver con lo que le ocurre a esa pieza que, después de haber pasado desapercibida en el momento de su edición, se convierte años más tarde en un objeto de culto. Sex fue concebido desde sus orígenes como un fetiche, también en el sentido original del término. Y es evidente que se ha ganado el título a pulso.
En 1992, Madonna tenía 34 años y hacía casi una década que se había hecho conocida en todo el mundo con el sencillo Like a Virgin. Aun así, no había alcanzado el estatus de superestrella que ostenta hoy en día, y algunos se atrevían a cuestionar su continuación en la música. Lo que no sabían era que Madonna estaba dispuesta a poner patas arriba la industria del espectáculo con su siguiente movimiento: un día después de la publicación de su quinto álbum, Erotica, la cantante puso a la venta, con gran fanfarria, un libro de fotografías en el que ella y algunos rostros conocidos celebraban que eran jóvenes, exitosos y muy guapos.
FANTASÍA VS. REALIDAD
Sex sentó los precedentes de la liberación sexual. En aquel momento, muy poca gente exponía de manera radical sus fantasías más íntimas. Imagínese entonces si hablamos de deseos homosexuales, dominación o voyerismo. La periodista y escritora Zoë Heller escribió
una reseña en el periódico The Independent en la que desplegaba su mordacidad sobre la obra.
“Empieza con fotografías en blanco y negro, sumisión y masoquismo, todo muy bajo y sucio. En alguna especie de criptas y mazmorras urbanas, vemos a un grupo de lesbianas con miles de piercings atando a Madonna (ellas la apuntan con cuchillos a su garganta y a su entrepierna) ; Madonna mordiendo el culo de un hombre; Madonna azotando con una fusta a una mujer que va enfundada en un traje de PVC. Aquí está Madonna con sus maneras decadentes estilo Weimar, retozando con strippers gays, y comportándose como una dulce colegiala a la que violan un grupo de skinheads en el gimnasio. Ya os hacéis una idea”.
El libro con tapas de aluminio se presentó en una bolsa plastificada, que remitía de manera inevitable al envoltorio de los preservativos. Sex no se podía abrir en las tiendas por expreso deseo de la artista; los clientes potenciales debían adquirirlo si querían disfrutar de su contenido. El álbum de fotografías venía acompañado de un CD, muy similar al álbum que acababa de publicar, y una suerte de fotonovela que Madonna se había ocupado de guionizar: se llamó Dita in The Chelsea Girl. El revuelo fue estrepitoso y solo con las ventas de la primera edición, Warner Books se embolsó 26 millones de dólares. El día de su estreno, fue posible ojear el libro por la simbólica cantidad de un dolar, y el dinero recaudado se destinó a la investigación contra el sida, una enfermedad que los médicos acababan de descubrir, y estaba destrozando las vidas de miles de personas.
Una semana antes, la artista organizó una fiesta en Nueva York, pero la asistencia fue limitada. Los invitados recibieron una nota firmada por una tal Dita: este alter ego, inspirado en la actriz de cine mudo, Dita Parlo, era el nombre con el que Madonna firmaba cada una de las confesiones que hacía en el libro. La reina del evento apareció vestida con un traje tirolés y una oveja de peluche como acompañante. A principios de lo 90 no eras nadie si no aparecías en las páginas del libro más buscado –o al menos estabas invitado a la juega–. Las fotografías de Steven Meisel capturaron momentos de pasión entre Madonna e Isabella Rossellini, o tríos en los que se veían involucrados Big Daddy Kane y Naomi Campbell. Incluso el rapero Vanilla Ice, que entonces era pareja de la cantante, hizo una pequeña aparición.
Aun así, Madonna se ocupó de recordar en la introducción de su libro que la representación siempre está implícita en el arte. “Todo lo que vas a ver y leer es una fantasía, un sueño, una quimera; pero si mis sueños se hiciesen realidad, usaría condones sin dudarlo. El sexo seguro salva vidas. Por cierto, cualquier parecido entre los personajes descritos en este libro y cualquier persona o suceso real no es sólo pura coincidencia, es también ridículo. Nada de este libro es cierto, yo me lo inventé todo".
OPINIONES DIVERGENTES
A pesar del éxito de ventas –en menos de 10 días se vendieron en Estados Unidos medio millón de copias–, la publicación de Sex no gustó a ningún colectivo. Para las feministas que querían abolir la industria del porno, el proyecto de Madonna no era liberador sino dependiente de las expectativas masculinas. La artista dejaba clara su opinión al respecto en las páginas de su obra fotográfica. “No entiendo por qué resulta degradante para las mujeres que un hombre mire a una chica desnuda en una revista. Todo el mundo tiene su propia sexualidad. Lo importante es cómo tratas a la gente en tu día a día, no las fantasías que te resultan excitantes”.
Otros críticos aseguraron que el libro era aburrido porque no aportaba nada nuevo: al fin y al cabo, solo era sexo. Sin embargo, algunos grupos religiosos se sintieron insultados por su contenido explícito. Incluso Donald Trump, que por aquel entonces era conocido por ser un magnate de las finanzas, dio
su opinión al respecto en un latenight de la época. “
No creo que os impresionase. Si Madonna estuviese en esta habitación, sería la mujer menos atractiva de aquí”, sentenció acorde con su retórica.
Zoë Heller la acusó de incongruente: mientras la artista se regodeaba en una supuesta rebelión, caía en los tópicos menos subversivos. “Madonna confiesa que la 'gordura 'es un gran problema para ella. Las películas porno no le interesan porque todo el mundo es 'feo'. Y una de sus pesadillas sexuales es descubrir que su novio ha tenido sexo con la regordeta Cindy Lauper”. Sin embargo, para algunos teóricos, Madonna fue una pionera. El periodista John Leland
le reconoció el privilegio de haber sido la primera en hacer del sexo homosexual algo
mainstream. “El cuero y las cadenas y el bondage se han convertido en algo más visible que antes porque, curiosamente, son seguros”.
De hecho, la cantante dejó claro que “todo hombre heterosexual debería sentir la lengua de otro hombre en su boca, al menos una vez en su vida”.
A pesar de la diversidad de opiniones, Madonna fue capaz de alcanzar el número uno en la lista de libros más leídos del The New York Times. Pero Sex no solo fue un superventas, el libro prohibido consiguió acercar el sexo a pie de calle. Y desmitificar –para bien– algunas prácticas que casi todos temían. Actos de este tipo suponen un paso hacia adelante a la hora de imaginar un mundo sin prejuicios ni miedos hacia lo diferente. Y ella lo sabe. Por eso, ahora que algunos la critican ya no por ser demasiado abierta con el sexo, sino por ser demasiado mayor para vestirse o bailar o comportarse como lo hace, ella simplemente los ignora. Quien sabe si dentro de dos décadas, cuando todos disfrutemos de una vejez liberada, también se lo deberemos a ella.
DESCARGA-Sex Book:
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